NUESTROS EJES EN MATERIA DE CONTENIDOS SOBRE DIVERSIDAD CULTURAL
1) Educación para la Diversidad Cultural: ¿Qué
entendemos por Diversidad cultural? La relación entre compañeros de escuela.
2)
12 de octubre. Día de la Diversidad Cultural.
Reconociendo nuestro raíz originaria.
3)
La violencia simbólica. Integrar en lugar de
segregar.
4)
Aprender a vivir juntos. Aprender con los demás. Encontrándonos en el
otro.
El fomento de la diversidad cultural y el
diálogo, constituyen un desafío en el mundo de las escuelas hoy, sobre todo
para los educadores. Cuando hablamos de culturas, hablamos de
identidades y diferencias, como representaciones simbólicas socialmente
construídas. El trabajo de crear cultura es una actividad permanente de toda la
sociedad, la cual resulta conflictiva debido a que diversos actores sociales
compiten por imponer sus propias representaciones simbólicas, las que
constituyen procesos de producción de significados sociales a través de los
diferentes discursos.
De esta manera, las identidades nunca tienen un
significado fijo e inmutable, se redefinen en contínuos procesos de
representación y reconocimiento, constituyendo un relato reconstruído en forma
permanente.
Es entonces dicho escenario social, el de nuestras
escuelas, el que evidencia y nos desafía con la necesidad de comprender y
atender a las demandas y conflictos derivados de las diferencias de
nacionalidades, políticas, étnicas, religiosas, regionales, locales o de
género, entre otras para trabajar en forma crítica y sustentable el concepto de
diversidad cultural. Legitimando en cada tarea, cada consigna, cada debate,
cada trabajo cada una y todas las identidades y diferencias que pudieran
coexistir en el aula para la construcción de una autentica diversidad cultural.
Dice el diseño curricular de la materia
Construcción de ciudadanía de la provincia de Buenos Aires respecto a las
diferencias, a la exclusión y a la segregación: “…El aislamiento y las dificultades escolares de niñas y niños que
llegan a las instituciones educativas desde otras provincias, de países
limítrofes o de la región asiática o del este europeo, debido a la necesidad de
trabajo de sus progenitores, y los problemas de adolescentes y jóvenes que
migran por la falta de oportunidades en sus localidades de origen, son algunas
de las situaciones de aquellos que son nominados despectivamente como “recién
llegado”, “diferente”, “extranjero” o “cabeza”. Las connotaciones de palabras
como “indio” y “negro”, “machona” y “nenita”, son usadas agresivamente por
niñas y niños, adolescentes y adultos en las escuelas…”[1]
En
nuestra experiencia escolar cotidiana nos encontramos con jóvenes que son
discriminados y sufren diversas formas de estigmatización por parte de
compañeros y docentes. Muchas veces las imágenes que se construyen y circulan
socialmente sobre las personas con discapacidades, pobres, indígenas,
homosexuales, inmigrantes sudamericanos y otros grupos pueden ser despectivas, generando
más exclusión, y deslegitimando dichas identidades, profundizando de esta
manera la estigmatización de los grupos discriminados. En este sentido, la
dinámica cultural de la escuela no puede pensarse por fuera de dichas
asimetrías.
Simultáneamente, y en este marco social escolar,
los/as docentes contamos con una gran ventaja para el reconocimiento de la
diversidad cultural, a través de la utilización innovadora de las TICs
(tecnologías de información y comunicación), las cuales implementadas en el
aula de forma consciente, articulada, y crítica pueden dar lugar al diálogo
entre civilizaciones y culturas, al respeto y a la comprensión mutua.
Es
fundamental reconocer que la vida cotidiana de las/los adolescentes y jóvenes,
está marcada por las relaciones cara a cara asi como también aquellas desarrolladas
en el espacio virtual, lo que va dando forma a los símbolos e identidades
juveniles en las múltiples situaciones
sociales. Las formas de sociabilidad que se desarrollan en la familia, en los
grupos de pares, en la escuela y en relación a las nuevas tecnologías de
información y comunicación (TIC), entre otras, por los grupos de jóvenes que
asisten a las escuelas pueden ofrecer recursos para comprender y repensar los
procesos y contextos educativos.
Educar
en la interculturalidad, implica una clara y objetiva intención de promover el
diálogo y el intercambio entre diferentes grupos, considerando especialmente
que dicha identidad cultural y la de los individuos que los constituyen, son
abiertas y están en permanente movimiento de construcción y de legitimación.
Dice
el diseño curricular en referencia a ciertas soluciones y perspectivas
homogeneizantes de las identidades culturales segregadas: “…La posibilidad de construir sociedades más justas e incluyentes en el
aula, no se resuelve con la celebración folklorizante de la diversidad, ni con
la “nacionalización” de ritos, danzas y costumbres de estas poblaciones,
incorporándolos a las festividades, monumentos y rituales de Estado (Mato,
2006), ni con las declaraciones a favor de la “tolerancia” como una actitud
pasajera y políticamente correcta de una superficial y simple aceptación del
otro…”[2]
Sin
embargo, podemos observar cómo la digitalización de la vida y la proliferación
de tecnologías productoras de mundos virtuales, encuentran a las/los jóvenes en
un contexto y espacio privilegiado, ya que su capacidad de apropiación de las
novedades y lenguajes tecnológicos, y de uso de aplicaciones, constituyen un
hecho habitual de su condición de nativos digitales. El mencionado uso familiar
de tecnologías por parte de la juventud favorece la autentica construcción de
la diversidad, ya que son los jóvenes los que editan, producen y hacen circular
sus propios discursos, logrando legitimar sus identidades y evitando los
procesos de invisibilización cultural.
Por lo tanto, creemos que una concepción de culturas en plural en la escuela y articulada con otros ámbitos de la vida social de las/os jóvenes, supone basicamente la promoción del diálogo entre saberes y discursos, para lo cual no sólo es importante partir de un reconocimiento de lo propio sino también aprender a integrar distintos tipos de conocimientos que otros grupos han producido y pueden producir, evitando la homogeneización cultural por parte de la cultura dominante, y la invisibilización, mediante la implementación crítica, articulada, planificada y responsable de las TICs en el aula.
Por
supuesto, sin ser una estrategia y política escolar aislada y
descontextualizada, sino que forme parte de un conjunto de prácticas curriculares
que procure ser coherente con las culturas de referencia de los miembros que conforman
la comunidad, sus valores, tradiciones, postergaciones, reclamos, formas de ver
y de hacer particulares.
Correctamente formulado. Aborda la complejidad de la interculturalidad recuperando lo dicho en el Diseño Curricular correspondiente.
ResponderEliminarEs pertinente la inclusión de la imagen.
No creyeron necesario incluir el marco teórico de las TIC en este espacio?
Silvia